"Panamá cierra la puerta a los inmigrantes" | YoEmigro.com

"Panamá cierra la puerta a los inmigrantes"

Como diría una persona a la que aprecio mucho “Esta casa se jodió y el último que apague la luz”. Para todos los que consideraban y veían a Panamá como una posible tierra en donde establecerse y echar nuevas raíces esto no les será imposible pero si titánico, por Argemary Bernal.
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Como muchos saben soy venezolana ya con casi dos años viviendo en tierras panameñas, tiempo en el que he aprendido a querer a este país con toda su gama de colores, y aunque esta fue mi elección hoy me siento responsable de explicar por qué lo fue y por qué ya no lo es. Esto con la única intención de que aquellos que están armando maletas y sacando papeles para venir acá lo piensen dos veces antes de dar el salto.
Las reglas del juego cambiaron
Hace casi tres años fue cuando compré mis pasajes para venirme (si lo hice casi con un año de antelación antes del viaje) en Panamá existía un proceso migratorio que permitía la regularización de aquellos que tuvieran ya un año viviendo aquí, se llamaba Crisol de Razas, bajo esta modalidad migratoria tu podías obtener tu permiso de trabajo y desempeñarte en la masa laboral con total normalidad y legalmente. Además existían otras modalidades como: Visa Profesional, Convenio de Países Amigos, Visa por el 10% entre otras.
De todo aquel que sabias que estaba aquí decía que había buenas oportunidades de empleo, en todas las áreas y que si eras profesional tenías aún más posibilidades. Basados en esto, mi esposo y yo, vimos la posibilidad de poder legalizarnos y hacer de Panamá nuestro nuevo hogar.
Pero nada fue lo que esperaba. Las leyes cambiaron con la rapidez de un rayo y la fuerza de un vendaval, aunque respeto las razones y no soy quien para opinar sobre ello, si fue una dura cachetada a la moral y al positivismo migratorio que nos envolvía, pero como decimos en Venezuela, ya estamos montados en el burro tocaba darle fuete.
A las pocas semanas de haberme bajado del avión eliminaron el Crisol de Razas, y pocos meses después nuestra carrera en su mención fue restringida. Ya nuestra segunda opción que era la Visa Profesional también se nos había ido de las manos como el agua.
Sin embargo no perdíamos la fe, y dijimos nada, a seguir remando. Hablamos con varios abogados y la mejor alternativa que nos brindaron fue hacer estudios superiores bajo los cuales tendríamos al menos una visa temporal en calidad de estudiante que nos evitaría el tener que estar entrando y saliendo del país para sellar nuevamente el pasaporte y tener el permiso de estadía como turista vigente.
Y bueno eso hicimos, nos inscribimos para cursar una maestría y obtuvimos el permiso como estudiante, más sin embargo no podíamos solicitar permiso de trabajo porque esta modalidad no lo permite. Mientras tanto nuestros ahorros se diluían y sólo yo había conseguido trabajo, en el que me pagaban muy poco.
A mi esposo le tocó apretarse los pantalones y enfrentar el mercado de forma independiente y así ha permanecido durante todo este tiempo salvo periodos breves de uno y dos meses donde tuvo algunos trabajos “estables”.
2016 año determinante
Este es el año en el que se pinta que o corres o te encaramas. Es verdad que somos muchísimos en este país, más de lo que un territorio tan pequeño puede tolerar, como dije anteriormente, no soy quien para opinar;  todas las medidas apuntan a que los controles para entrar y salir serán restringidos y que se revisará el otorgamiento de permisos de trabajo, hasta ahora lo que sí ha salido a la luz pública de forma clara es que solo se darán los permisos de trabajo a quienes ya cuenten con una residencia permanente, más no para aquellos que aún tienen residencia por dos años.
Al principio de mi narrativa dije “no les será imposible pero si titánico” esto lo digo basada en números y cálculos de tiempo. Según las nuevas reglas del juego para que tu camino sea más fácil debes tener primeramente una carrera que esté abierta y que se permita el ejercicio a extranjeros. Luego deberás introducir tu título en la Universidad Nacional de Panamá para que sea homologado, esto tiene un costo (según lo que me han contado algunos amigos, no he hecho este trámite) de 500$. Posterior a esto debes esperar un par de meses. Ya con la homologación,  tu abogado puede hacer la solicitud de tu Visa Profesional, la entrega también está demorando en el orden de los 3 o 4 meses, el costo varía por los honorarios del abogado pero puede ser entre 1800 a 2500$. Luego de la espera y la inversión tendrías tu residencia pero aun (según lo que ahora está planteado) no vas a poder hacer la solicitud del permiso de trabajo hasta tanto no renueves nuevamente la residencia y te la hayan otorgado de forma permanente. Se lo que te estás preguntando ¿Y de que vivo? ¿Cómo trabajo? La respuesta no es muy alentadora, si no cuentas con los ahorros suficientes como para esperar tres años o tal vez un poco más vas a tener que trabajar en algo de forma “ilegal” porque aunque cuentes con la residencia no tienes permiso para laborar, lo que simplemente se llama por su nombre “trabajar ilegal”.
Si te arriesgas a hacerlo de esta forma, primeramente tu lucha debe ser ardua, debes trabajar en lo que encuentres y por muchísimo menos que un nacional, por otro lado,  las multas que ponen a las empresas que contratan a personas sin permiso es tal alta, que la mayoría prefiere no correr el riesgo.
Además tú también te enfrentarías a una multa de ser encontrado trabajando sin permiso y a ser posiblemente deportado a tu país de origen.
En este punto quiero ser franca, yo he trabajado de esta manera, no porque he querido, mis recursos no son lo suficientemente altos como para reunir y tramitar un permiso de trabajo, además ya ni siquiera sería cuestión de dinero sino de normativas.
Echar raíces, casi imposible
Aquel que considere que por el hecho de estar trabajando (sin permiso de trabajo) y que el sueldo le alcance para cubrir sus gastos es sinónimo de estabilidad y futuro creo (en mi exclusiva opinión) que vive en Disney o en Narnia. Ya que es sólo cuestión de tiempo y suerte que llegue el ministerio a donde trabajas y quedes de nuevo en la calle y sin empleo. Yo lo viví, tenía un trabajo que disfrutaba, con excelentes compañeros (no todos porque uno de ellos nos denunció) y bien remunerado en mi situación. Y por la denuncia de uno mis sueños, sacrificio y constancia quedo en lágrimas en un baño. Tres venezolanos, súper trabajadores quedaron sin empleo ese día, entre sonrisas de ironía que delataban una guerra ganada aun y cuando con uno de los bandos luchó desnudos y sin armas. Así que tu estabilidad laboral depende solo de la suerte y el tiempo diría yo.
Pero Dios recompensa al buen hijo y Dios está claro que la cosa en Venezuela no es pera en dulce y no nos desamparó a ninguno y los tres a los pocos días ya estábamos en nuevos trabajos y con mejores sueldos (jejeje). Espero que a esa persona que nos denunció nunca jamás le toque ser inmigrante o a uno de sus hijos.
En este punto de mi narrativa ya con tres cuartillas debes estar preguntándote ¿Qué haces aún allí? Y sí, aún estoy aquí, pero no creo que sea por mucho tiempo, así como hay que ser positivos también hay que entender cuando la batalla está perdida. La batalla, no la guerra porque sé que otras tierras pisaré en donde espero mi destino legal sea más sencillo y me permita tener la paz que deseo. Actualmente siento que cambié un miedo por otro aunque este medio es mejor a temer a la muerte en una de las calles de mi país.
Aunque no soy quien para aconsejar a nadie, basada en mi experiencia lo haré. En la actualidad existen otros países con normativas migratorias más abiertas, sencillas y económicas que en poco tiempo pueden darte el arma principal que necesitas para esta lucha: legalidad.
Chile, Uruguay, Ecuador, Argentina, por citar algunos de los que manejo referencia, por una fracción de lo que cuesta algunas de las residencias panameñas tendrías hasta cédula.
Evalúa con inquisición pregunta “lo malo” que lo bueno lo vas a disfrutar tú mismo cuando llegues, escudriña todo lo que puedas sobre los destinos que consideras pueden ser tu nuevo hogar.
Esto de ser inmigrante es duro, pero en mi mente retumba una frase que por allí leí. Quedarse en Venezuela es difícil, emigrar también es difícil, tú eliges tu difícil. Jimmy y yo elegimos este difícil y como decimos entre risas porque al fin al cabo esto es una aventura.: Aquí ando, emigrando ando.
Pónganle ganas a cualquiera de sus elecciones si deciden salir no pierdan la fe nunca y menos el optimismo, actúen de buena manera, ayuden al que puedan, traten al país donde lleguen como una joya preciada nada más y nada menos que les está regalando la paz que en nuestro propio suelo no tenemos. Que la humildad y la sonrisa sean su prenda diaria a repartir con todo aquel que vean en la calle.
Argemary Bernal