Japón y Panamá buscan poblar los océanos con atunes de aleta amarilla | YoEmigro.com

Japón y Panamá buscan poblar los océanos con atunes de aleta amarilla

Entidades de Japón y Panamá trabajan en conjunto en un laboratorio del país centroamericano, para criar y reproducir al atún de aleta amarilla con el fin de «repoblar» los mares y mitigar así los efectos de la sobrepesca, informaron a Efe los investigadores.
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En el proyecto intervienen la Universidad japonesa de Kinki, la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) y la Autoridad de Recursos Acuáticos de Panamá (ARAP).
Desde 2011, el laboratorio de Achotines acoge el proyecto «Pro Atún», una investigación de 5 años y de 4,5 millones de dólares, financiada por la Agencia de Cooperación de Japón (JICA).
Situado en el extremo sur de la Península de Azuero, en la costa pacífica de Panamá, y perdido en medio de la frondosidad paisajística, el laboratorio de Achotines, abierto en 1985, es un santuario para biólogos marinos y un «templo atunero» de referencia mundial.
Hasta 1993 la investigación se enfocó en estudios de laboratorio y de campo de las etapas tempranas del ciclo vital de atunes tropicales costeros y luego prosiguió con otras labores sobre reproducción del atún aleta amarilla en cautiverio.
«Los japoneses, al ser uno de los países que más atún consume del mundo, tenemos la responsabilidad de promover el uso sostenible de estos recursos», dijo durante una visita de Efe al laboratorio, el director científico del proyecto y profesor de la Universidad de Kinki, Yoshifumi Sawada.
Por primera vez en la historia, los científicos de Achotines han conseguido trasladar ejemplares juveniles del YFT (yellow fish tuna) de los tanques artificiales del laboratorio a unas jaulas marinas.
El objetivo es liberarlos una vez crezcan y aumentar así la población de esta especie, pero aunque parece sencillo y automático, se trata de una gesta lenta y compleja.
«Es imposible criar atunes en espacios pequeños», explicó Sawada, ya que de media, un atún adulto puede llegar a medir 2 metros de largo y a pesar 200 kilogramos, sin contar con que son animales que están en constante movimiento y son capaces de nadar a 90 kilómetros por hora.
En Achotines conservan una veintena de ejemplares reproductores en un tanque con capacidad para 1 millón de litros, 6 metros de profundidad y 20 metros de diámetro.
«Las larvas son extremadamente delicadas. Solo el 5 % consigue sobrevivir», indicó Sawada, quien añadió que algunas no «aprenden» a nadar y mueren «por flotación», otras practican el canibalismo y otras se chocan contra las paredes de los tanques y fallecen.
«Un pequeño cambio en la supervivencia de una larva puede suponer un cambio gigantesco en la población atunera mundial», afirmó el director del laboratorio y científico de la CIAT, el irlandés Vernon Scholey.
«Nuestro objetivo es entender y estudiar la vida temprana de estos animales para poder dar consejos a los gobiernos sobre políticas pesqueras y en concreto, sobre la cantidad de capturas sostenibles», añadió el irlandés.
«Esta investigación contribuye a la seguridad alimentaria de Panamá y a la conservación de recursos pesqueros en el mundo», resaltó el director de JICA en Panamá, Kazumi Kobayashi.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), de todos los atunes que se capturan en el mundo, el 65 % corresponden a esta especie de aleta amarilla, es decir, 1,2 millones de toneladas.
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